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Iglesia Católica chilena se debate entre el daño y la reconciliación para recuperar su sitial

Cuando aún se escuchaban los ecos del caso Karadima, uno de los casos más escandalosos por su, surgieron acusaciones contra el sacerdote Cristián Precht, por haber supuestamente cometido abuso sexual. Pero no solo el emblemático fundador de la Vicaría de la Solidaridad está en tela de juicio, también hay acusaciones que afectan a miembros de la congregación de los Maristas. Así es difícil recuperar las confianzas perdidas. La justicia y el tiempo son los únicos aliados para volver a empezar

Por María Cristina Prudant

Hay católicos muy fervorosos pero,  a pesar de ello, son muy críticos de lo que ha pasado con la Iglesia Católica en Chile y el mundo. Los casos de abusos sexuales encabezados por el párroco de El Bosque Fernando Karadima, siguiendo con las acusaciones en contra de un cura emblemático como Cristián Precht, premio de la paz por su labor en la Vicaría de la Solidaridad, que fundó, y personaje relevante en los últimos 40 años de la Iglesia Católica chilena. Fue sancionado por cinco años para ejercer el sacerdocio, pero en diciembre próximo termina su castigo y esto coincide con la visita del Papa Francisco al país. Los comentarios de moda dicen que la situación de Precht tensiona la visita del Papa sumado a las críticas sobre los miles de pesos que se gastarán con la visita del prelado.

Pese a que autoridades de la Iglesia Católica reiteraron que continuarán con su política de tolerancia cero frente a los abusos, existe incertidumbre sobre si el clérigo volverá a dirigir misas.

 La situación de Precht

 
Respecto a esta situación, el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati señaló que su situación "vamos a verla en el momento oportuno" y subrayó que "hay que distinguir entre las labores sacerdotales y la prerrogativa que le corresponde ejercer". 

 
Por otro lado, el arzobispo emérito de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, quien fue demandado por las víctimas de Fernando Karadima, precisó que "es un gran bien que se hayan destapado sus abusos".

 En marzo de 2013, The New York Times publicó una noticia que no fue positiva para las autoridades de la Iglesia chilena. La nota hablaba del “cónclave de cardenales falibles” que se desarrollaba en ese minuto en Roma, entre los que estaba Francisco Javier Errázuriz, ex arzobispo de Santiago.

 Sobre Errázuriz, el diario de la elite mundial escribió: “Sobrevivientes de casos de abusos sexuales y sus defensores han llamado la atención sobre la figura del cardenal.  Argumentan que durante años hizo caso omiso a sus acusaciones contra uno de los sacerdotes más importantes e influyentes del país, Fernando Karadima, y se negó a reunirse con las víctimas o llevar a cabo una investigación”.

De hecho, este es uno de los hitos que involucran al cardenal Errázuriz en uno de los casos más escandalosos de la iglesia chilena: los abusos del sacerdote Fernando Karadima. Un caso que asoma no solo por el abuso en sí mismo, sino también por la impunidad con que fue cobijado por la institución.

 La venida del Papa tensa a la Iglesia

 
James Hamilton, de la Fundación para la Confianza, una de las víctimas de Karadima, acusó que la situación es "muy terrible y peligrosa" porque "se deja libre a un depredador de la infancia. Todo esto a sabiendas del Papa".

La situación es tensa para la Iglesia Católica, ya que también se esperan manifestaciones de organizaciones de laicas en Osorno, quienes exigen la salida del sacerdote Juan Barros, vinculado a Fernando Karadima y que no han cesado de manifestarse en contra de su nombramiento desde que este asumió hace dos años.

 El vocero del movimiento laico Mario Vargas, puntualizó que "nos parece inconcebible que la jerarquía de la Iglesia chilena esté mirando para el lado y se haga la tonta de las situaciones de crisis que estamos viviendo, sobre todo por las situaciones de pederastia".

En su opinión “la situación es grave” y es sabido que ellos se preparan para manifestarse frente al Papa, a quien le enviaron una carta pidiéndole que revocara el nombramiento de Barros, pero no este les respondió negativamente.

Sin duda que los laicos osorninos son un factor de tensión porque no se sabe cómo pueden actuar, pero también están quienes buscan otros caminos para criticar a la Iglesia como el caso del empresario Reinaldo Sapag quien preside la Corporación Cardenal del Pueblo y es director de la Fundación Cardenal Raúl Silva Henríquez. Tiene diversas publicaciones relacionadas con el Cardenal Raúl Silva Henríquez, una de ellas es La Iglesia Santa y Pecadora de Todos los Días, que es un poema dirigido a los sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos con la Iglesia y también a los creyentes que “han visto con desazón y tristeza el comportamiento indebido de algunos religiosos, sacerdotes y obispos, los que por importantes que hayan sido en algún momento, no fueron dignos ni de la Iglesia ni tampoco a sus juramentos y votos que hicieron delante de Dios”.

Una dura crítica por los abusos

En lo que se refiere a la Iglesia pecadora, Sapag, señala en una de sus estrofas: “Hay algunos sacerdotes y hombres de Iglesia disponibles para dañar el alma de niños y jóvenes poniendo a Jesús como escudo usando su mensaje de amor para la satisfacción de sus apetitos oscuros   su codicia y su maldad. Rezan todos los días dicen misa todos los días consagran todos los días pensando quizás que mediante la omnipotente intercesión de María ella los podrá salvar algún día ante Dios Todopoderoso de su ruindad. Usan máscaras de santidad para destruir la inocencia de tantos niños indefensos a los que humillan y abusan en su temprana sexualidad ¡todos los días!”


Reinaldo Sapag comenta a Cambio21 sobre la Iglesia chilena que “como dice el Papa mete más ruido un árbol que cae que el que crece. Aquí Karadima o lo que le está pasando, desgraciadamente  a Cristián Precht. Todo eso como son tan emblemáticos, entonces las personas tienden a confundir a las personas con sus actitudes y sus pecados con la Iglesia entera y eso no es así. Yo digo que lo malo es que tiende a haber defensa de crímenes que se han cometido. Cuando hay pecados de sacerdotes no se pueden ocultar. Entonces hay una pérdida de confianza y sensibilidad porque los que se prestaron para eso fue la jerarquía. Uno ve que frente a la santidad de algunos unos pocos hacen estas tonterías y perjudican a la Iglesia entera”.

Para el empresario “hay sacerdotes como Felipe Berríos que no está en la misma línea política de la jerarquía que hay en Chile es criticado, igual como el padre José Aldunate u otros  que se han destacado por su cercanía con el pueblo”.

Sobre la visita del Papa señala que “ha tenido una actitud valiente, ha tenido que plantear, al interior de la cura vaticana, esa Iglesia cercana, honesta, sin pompa. Adecuarla a los tiempos, pero Jesús siempre está entre nosotros. El Papa va a decir la verdad y le va a pedir a la Iglesia que tenga una actitud santa al servicio de los pobres”.

Recuerda que el Papa Francisco lo recibió en Roma aún cuando el escribió “La Iglesia Santa y Pecadora de Todos los Días” y sin embargo, aquí he recibido el repudio por haber escrito ese libro”.

Hubo una generación de obispos destacados

Claudio Rammsy muy ligado al catolicismo dice que comparte plenamente la crítica sobre la complicidad de los últimos arzobispos y cardenal porque “no han hecho nada. Errázuriz está en el grupo directo que trabaja con el Papa en el Vaticano y de ahí nace la defensa inclaudicable del obispo (Juan) Barros de Osorno. Además, le extendieron un año más el mandato a Ezzati”.

Agrega que “soy muy crítico de la complicidad, el trato atroz con la gente que denunció. Al final tuvo que intervenir el Vaticano ante la indolencia de la Iglesia Católica chilena. Karadima fue condenado por el Vaticano”.

Además, señala que la antigua Iglesia “está muy menguada, fue casi desmantelada, limitada en su expresión. Era toda una generación de obispos muy destacados que confrontaron a la dictadura. Pero le hizo mucho daño a la Iglesia chilena el nuncio Angelo Sodano, que dicen que era muy amigo de Karadima”.

Si la Iglesia Católica del país podrá recuperar su sitial, dijo que “es factible, pero tiene que cambiar a los instrumentos que son muy malos. De lo contrario es muy posible, todo depende de que el Papa se dé cuenta”.

Rammsy comentó que esperan lograr la beatificación del cardenal Silva Henríquez y que ya han hecho varias gestiones en este sentido y quieren hablar con el Papa cuando venga a Chile.

    
Jaime Coiro : “La fe no se ha resentido”

El portavoz de la Conferencia Episcopal de Chile (Cech) Jaime Coiro respondió las preguntas de Cambio21sobre las críticas a la Iglesia Católica chilena.

1.-La iglesia católica chilena está consciente de los cuestionamientos de los feligreses que demuestran no estar de acuerdo con la línea que ha seguido en diversos temas como los casos de abusos sexuales protegiendo a quienes son criticados y acusados. Está el caso del obispo Barros que a pesar de todos los reclamos de la comunidad católica de Osorno lo mantienen en su cargo.

 Respecto de los abusos sexuales a menores, la inmensa mayoría de los católicos ha tomado una fuerte conciencia de la gravedad que estos hechos revisten y del inmenso daño que han causado, a las víctimas y su entorno, pero también a la comunidad toda. La Conferencia Episcopal ha tenido una actitud muy clara estableciendo Líneas Guía de prevención de abusos. A partir del año 2015 se ha implementado un plan de formación y acreditación de todos los agentes pastorales sobre la materia. En daños tan graves como este nada parece suficiente, pero en las distintas diócesis y congregaciones religiosas se ha hecho un camino, mejorable ciertamente, para evitar que esto vuelva a repetirse. 

 Pero este no es el único tema en el que está activamente comprometida la Iglesia, y los feligreses bien lo saben. Acabamos de dar a conocer una carta pastoral titulada “Chile, un hogar para todos”, en que decimos claramente dónde estamos, y qué queremos para Chile.

Respecto del nombramiento del obispo de Osorno, que es una prerrogativa del Papa, las autoridades de la Conferencia Episcopal han realizado gestiones para ayudar a una mejor comunión en la diócesis.

Es cierto que hay sectores críticos de la conducción jerárquica, y eso no es malo per se. Pero la Iglesia está viva en medio de los pobres, vulnerados y sufrientes, incluidos los que mucho han sufrido por los abusos.


2.- Qué le parece que muchos católicos conocidos, como por ejemplo los seguidores del cardenal Raúl Silva Henríquez, que rinden homenaje a su memoria por su legado y critican que la iglesia actual no representa los valores que demostró el cardenal y dicen que echan de menos curas como él?

 
Don Raúl fue el pastor que la Iglesia necesitaba para los tiempos que le tocó vivir. Hoy son numerosos los consagrados, pero también muchos laicos (como era la voluntad del cardenal Silva) que están presentes junto a los que hoy no tienen voz. Probablemente son presencias menos visibilizadas por la industria mediática en una sociedad consumista e individualista. ¿Dónde estaría hoy Silva Henríquez? Quizá junto a los niños de SENAME, a las personas con capacidades especiales y a las familias que les atienden.

  Quizá junto a las numerosas familias que están malheridas por enfermedades crónicas como la depresión. O junto a lo que el papa Francisco llama “periferias existenciales”, las personas que están abrumadas por el sin sentido o la soledad. 

 Las nuevas pobrezas requieren un nuevo tipo de apostolado. La Iglesia está llamada a ser misionera.

Probablemente fuera de una o dos excepciones, los sacerdotes que viven en comunidades pobres no son conocidos públicamente. Qué decir de las religiosas o misioneros laicos repartidos en el territorio.

 3.- Qué está haciendo la iglesia católica para recuperar el sitial que siempre tuvo entre los chilenos?

 
La sociedad chilena es predominantemente cristiana, y mayoritariamente católica. La fe no se ha resentido, a pesar de las tendencias secularizantes. La confianza en la institución Iglesia ha decrecido, como ha ocurrido con la enorme mayoría de las instituciones. Para la Iglesia el mejor sitial que puede ocupar en la sociedad es el del servicio. No estamos para otra cosa. No estamos para el poder, ni para el lobby. La Iglesia no está para redactar leyes ni para dictar normas religiosas en un estado laico.

 
La Iglesia está para ponerse al servicio del país, para ayudar a hacer de Chile una sociedad más humana, más justa, más fraterna. Por eso los obispos han querido entregar esta Carta Pastoral, porque las realidades de Chile, especialmente de aquellos que son excluidos y marginados, les preocupan y duelen.

 Cada vez que un voluntario católico, ya sea consagrado o laico, se pone a disposición de otro hermano, a servirle y ayudarle, en ese momento la Iglesia está asumiendo el rol que le toca cumplir.