Oh I'm just counting

No es por miedo; es por Chile: respuesta a Francisco Huenchumilla. Por Ricardo Hormazábal, expresidente DC


En relación con la respetuosa petición que nueve expresidentes de la DC hicimos a la directiva nacional para tener libertad de acción en el plebiscito, el camarada Francisco Huenchumilla publicó una declaración en que nos critica de forma inesperada. Reconozco su derecho a discrepar, pero no considero aceptable que se desconozcan hechos objetivos o que se plantee la sospecha de que los firmantes tienen motivos ocultos.

Lamentablemente, nuestra petición recibió una poco fraterna negativa de la directiva partidaria -bastaba con decir que no- pero me siento obligado a señalar que, esta vez, no veo en la actitud de Francisco ninguna maniobra electoral. Creo que solo refleja el profundo cambio político que experimentó y al que haré referencia en esta respuesta. Creo que la gravedad de la situación que viven el país y el partido nos obligan a ser muy cuidadosos en los argumentos que utilicemos en el debate nacional y especialmente en el interno. Mis comentarios intentarán cumplir esos requisitos.

1.- Hace un par de años Francisco usó el mismo derecho de petición que usamos nosotros ahora, cuando pidió postergar la elección del candidato presidencial de la DC pues tenía interés en postular. Recibió una negativa más cordial que nosotros y no postuló. La DC logró recuperar un buen clima interno en las primarias entre Ximena Rincón y Alberto Undurraga. Hubo debates respetuosos, más de 27 mil personas votaron en la primaria y el amplio triunfo de Ximena fue reconocido de inmediato por su contendor, quien la respaldó decididamente.

Pero tras la derrota en la elección de convencionales, donde solo un militante fue elegido, la situación interna se volvió muy complicada. Las acciones de los aliados de entonces apuntaban más a sumarse al Partido Comunista y al Frente Amplio que a trabajar con nosotros. Pasamos momentos muy malos, bajando a la candidata elegida y nombrando en su lugar a la expresidenta del Senado, Yasna Provoste, que ganó por amplio margen las primarias convencionales en las que votaron más de 150 mil personas. A pesar de su despliegue y el del partido, nuestra candidata quedó en quinto lugar. Bajamos, una vez más, nuestra votación, obtuvimos menos del 5% en las parlamentarias y solo mantuvimos nuestra existencia legal porque logramos elegir unos pocos parlamentarios, más por su prestigio y labor personal que por ser DC.

2.- La situación era tan complicada que pensamos que se requería un tiempo para reflexionar en común, pero las facciones internas presionaron por hacer elecciones de directiva nacional. Varios expresidentes pedimos suspender las elecciones. No fuimos escuchados. El resultado fue estrecho, con denuncias públicas que aún se debaten en los medios de comunicación.

3.- Ante las declaraciones de algunos líderes a favor del Apruebo o el Rechazo, muchos camaradas pedimos una difusión masiva de las propuestas y una votación universal para decidir nuestra posición frente al plebiscito con la participación de todos los militantes. Ante el rechazo de la mesa directiva, pedimos libertad de voto, ya que en temas de esta envergadura los partidos debieran estar en condiciones de orientar a sus militantes y a los ciudadanos. Recibimos un NO rotundo y ataques desproporcionados.

La libertad de voto que solicitamos, no de conciencia, se fundaba en la búsqueda del mal menor. Fue un intento por evitar profundizar la brecha interna existente y tratar de juntarnos después del plebiscito para definir con amplia participación la propuesta DC para el siglo XXI y, en particular, para las elecciones que habrá en tres años más. Fue el amor a la DC, no el miedo como dice Francisco, lo que nos impulsó a actuar.

No estuve de acuerdo cuando el camarada Delpin declaró en CNN que si el partido acordaba votar Rechazo, él votaría en conciencia. Ahora nuestros dirigentes impidieron el debate, negaron el voto a la militancia y se saltaron las normas estatutarias para convocar a una junta nacional de última hora. Yo votaré Rechazo al margen de lo que se acuerde en esa instancia. Respeto a sus integrantes, no cuestiono que hayan sido elegidos hace tres o cuatro años pues la pandemia genera situaciones aceptables por fuerza mayor, pero no aceptaré las decisiones que se adopten por respeto a la doctrina democrática y a la tradición DC, que exigen que la autoridad cumpla con dos requisitos: que el imperio, la fuerza para imponer una decisión, tenga un sustento moral, la autoritas. La directiva nacional no puede exigir el cumplimiento de algunas normas si no respeta otras.

4.- Francisco Huenchumilla descalifica a camaradas senadores que presentaron una propuesta de reforma constitucional oportuna y también a nosotros, acusándonos de ser parte de un plan B de la derecha. Esa acusación es tan ridícula como la de ser comunistas, con la que se atacaba a los falangistas. La Falange primero y la DC después han integrado alianzas en diversos momentos de nuestra historia. Algunas de fondo, como la Concertación y la Nueva Mayoría, y otras electorales. En 1970, pactamos con la UP para votar por Allende. Todos los DC cumplieron el acuerdo tomado con el acuerdo del 60% de la junta nacional. En 1973 enfrentamos una maniobra de la derecha y la UP que buscaba destruirnos haciendo un pacto electoral con la misma derecha, firmado por Renán Fuentealba con abrumador respaldado partidario y defendido por Radomiro Tomic, Eduardo Frei Montalva y Bernardo Leighton, que encabezaron la lista electoral de la llamada Confederación de la Democracia. En 1980, don Eduardo respaldó y jugó un rol central en el primer encuentro público de los antiguos adversarios contra la Constitución del tirano, actitud que le costó la vida. En 1989, Aylwin, que había encabezado el partido en 1973, pactó con Clodomiro Almeyda, que había promovido la dictadura del proletariado. Sobre la base de la dolorosa experiencia nacional e internacional sostuvimos una de las alianzas políticas más estables de la historia moderna de Chile.

No le reconozco a nuestros críticos la misma talla moral y política de esos grandes líderes, pero reconozco que la dureza de sus ataques me duele. Pero eso no me impedirá seguir buscando acuerdos con quienes estén disponibles para poner a Chile en primer lugar, concebido como el producto del valioso aporte de los pueblos originarios y de numerosas corrientes migratorias. No represento a nadie y no participaré en pacto alguno con la derecha ni con los amarillos, pero mi disposición es votar Rechazo por las razones que expondré para quienes quieran conocerlas.

5.- La Constitución actual NO es la de Pinochet, pero necesita ser cambiada por una mejor y no por una que mantenga las situaciones injustas y sume nuevos problemas. Se requieren normas más cercanas a las necesidades de la ciudadanía, no prosa ni solo retórica, ya que los chilenos y extranjeros que vivimos en esta tierra necesitamos respuestas urgentes.

Negar los cambios hechos en democracia es desconocer la lucha por salir de la dictadura y eliminar los enclaves autoritarios. Además, es un penoso recurso para caricaturizar a los DC partidarios del Rechazo y negarse a un debate serio y fraterno sobre la propuesta de la Convención Constitucional. Las 54 reformas de 1989, a las que se opuso la UDI y parte de la izquierda, fueron respaldadas por el 90% de los votantes en julio de ese año. Eso no es un hecho menor. Una de ellas eliminó el artículo que dejaba fuera del sistema al PC, por ejemplo, y que se usó en contra de varios líderes socialistas. Las reformas impulsadas por el presidente Lagos y luego por la presidenta Bachelet en su segundo gobierno eliminaron enclaves autoritarios, desde el fin de la autonomía extrema de las Fuerzas Armadas hasta la eliminación del sistema electoral binominal y su reemplazo por uno proporcional.

He criticado públicamente a nuestros exaliados y a los DC que ocuparon cargos en nuestros gobiernos y que aprobaron estas reformas pero no se jugaron por cambiar el injusto modelo económico y social que la Concertación y el PC mantuvieron como Nueva Mayoría. Estas críticas las he formulado en mis libros, artículos y discursos, basándome en mi experiencia profesional, académica y política y en los estudios de varios académicos, como Ricardo Ffrench-Davis, Premio Nacional de Humanidades, en los temas económicos, y otros como Carlos Huneeus, Mario Fernández, Ernesto Moreno, Jaime Hales y Edgardo Riveros en los temas constitucionales, de ciencia política, modelo político e historia política. Sugiero leer sus publicaciones, particularmente un estudio publicado en Asuntos Públicos por Ffrench-Davis en junio de 2012, además de su reciente libro La Pandemia Neoliberal y el libro de Carlos Huneeus La Democracia Semisoberana para obtener una fundada convicción sobre las debilidades del modelo y sus negativas consecuencias económicas y sociales. Invito también a leer la columna del profesor Huneeus Chile: agotamiento de la democracia semisoberana en El Mostrador. Para evitar confusiones, aclaro que las personas que menciono no son responsables de lo que digo y hago y desconozco cómo votarán en el plebiscito.

6- Los gobiernos DC, antes y después del golpe, aprobaron leyes y políticas para acabar con las discriminaciones de clase y etnia. Francisco Huenchumilla reconoce que nunca lo motivó la causa mapuche, que actuó como DC y no como parte de una etnia. No protestó contra las acciones legítimas de nuestros gobiernos contra el extremismo disfrazado de reivindicación indígena y se sentía muy lejos de posiciones extremas. Un artículo de CIPER (El Hombre de Oro) relata la historia y evolución de Francisco, donde el senador explica su cambio político, se aleja de su familia materna de ascendencia española y se convierte en un defensor más de la causa mapuche. Su alejamiento político es extraño. La DC puede mostrar respeto a la diversidad étnica, cultural y social en sus representantes municipales y parlamentarios a lo largo del país, tanto en Isla de Pascua como en la macrozona sur o en el norte. Francisco opta por una de sus raíces, explicable, pero ¿por qué discriminar a las otras? Nos dice que actuó como DC hasta que cambió de posición política. Optó por defender la etnia de su padre, alejándose de la de su madre y del 87,2% de los chilenos que según el censo no se identifica con un pueblo originario. ¿Por qué hacerlo si la DC respeta la diversidad y el pluralismo?

7.- Entre los fundadores de la Falange Nacional había personas de familias latifundistas o que tenían fortunas. Ellos optaron por servir a un proyecto político basado en los valores del humanismo cristiano, que reconoce en todas las personas a un prójimo que merece el respeto de sus derechos humanos. Por eso se hicieron parte de la misión de eliminar pacíficamente los valores individualistas, alejar los riesgos de los totalitarismos de derecha e izquierda y sustituir los valores de las estructuras capitalistas injustas. Pagaron un alto costo familiar y tuvieron la fuerza moral para resistir los ataques de la jerarquía católica y las fuerzas políticas de la época. La mayoría eran católicos, pero se negaron a confundir la política con la religión y acogieron a personas con otras creencias.

8.- No fuimos santos, no siempre hemos sido consecuentes, nos enseñaba Tomic, pero hemos intentado seguir esos ideales. Más allá de nuestros errores, nuestro testimonio nos deja un saldo a favor. Lo saben los campesinos, los jóvenes, las mujeres, los profesionales, los pueblos originarios, los pobladores y también hermanos de otros países. Nosotros lideramos la lucha política, social y juvenil contra la dictadura y defendimos los derechos humanos de nuestros adversarios en los momentos más oscuros. Dejamos de lado nuestra arrogancia y nos sumamos a otros para servir mejor a Chile.

El alejamiento del electorado se debe a nuestra conducta, no a nuestro nombre. Cambiar el nombre es repudiar inmerecidamente una historia digna, lo que corresponde es cambiar de conducta personal y colectiva.

9.- Si votar por el Apruebo es legítimo, también lo es votar por el Rechazo. Lo reconoce el propio presidente Boric. Si el texto aprobado no concita la mayoría ciudadana y de todos los DC, es porque la Convención no tuvo la visión cívica que requería redactar la primera Constitución hecha por representantes elegidos por el pueblo. He analizado la propuesta aprobada por los dos tercios y no reconozco el Chile que crea. Me siento ciudadano de segunda clase por ser hijo de una dirigente vecinal inmigrante y un dirigente sindical mestizo. Advierto además la existencia de riesgos concretos de gobernabilidad interna, para el Congreso Nacional, el Poder Judicial, las atribuciones que fomentan la demagogia parlamentaria, sumado a las dificultades que afectan nuestra relación con países vecinos, la que debemos preservar y profundizar. El Wallmapu defendido por miembros del actual gabinete es una pretensión extrema de recuperar territorios en Chile y Argentina. Incluso obligó a este gobierno a dar explicaciones al país vecino. La recuperación de tierras y autonomías con derecho a la autodeterminación en Chile, especialmente en el norte y en el sur, abren futuros conflictos internos y externos. En este tema comparto el tenor de la columna La verdad sobre las izquierdas indigenistas, escrita por un académico de excelencia, José Rodríguez Elizondo.

10.- Votaré Rechazo porque la nueva carta fundamental que necesitamos para reemplazar a la Constitución reformada en democracia se nutre de la constatación de la grave crisis de representación y de la existencia de una democracia semisoberana que la élites han construido, refugiándose en una burbuja de privilegios que han enojado a los ciudadanos.

Más del 50% de la ciudadanía se niega a votar o lo hace por grupos antisistema que no aceptan el bien común como marco para la convivencia. No es un dato menor que solo el 41,5% de las personas habilitadas para votar participara en las elecciones de convencionales constituyentes, y que un porcentaje aún menor, el 22,81%, de los chilenos habilitados en el recién creado padrón electoral de pueblos indígenas votara por los escaños reservados. Cabe recordar que 7 de los 17 convencionales elegidos por escaños reservados obtuvieron menos de 7.000 votos, 3 fueron elegidos con menos de mil y uno fue respaldado por 61 votantes. No doy este dato para cuestionar la representatividad de la Convención ni las cualidades de cada convencional, entre los que hay personas de excepción, con mucha confianza esperé que todos pudieran responder a la confianza entregada. Mi juicio adverso y mi desilusión se basan en el resultado que nos entregaron. No es el momento de experimentar, somos seres humanos y no sujetos de laboratorio.

11.- Necesitamos con urgencia propuestas que sobrevivan al plebiscito, como la reforma propuesta por tres senadores DC, o un acuerdo para reconocer, ahora, el derecho de los ciudadanos a elegir dónde depositar sus fondos para las pensiones, si en las AFP o en el Fondo de Garantía. Se requiere aprobar leyes que obliguen a invertir los fondos previsionales en Chile, eliminar el artículo 45 bis del DL 3.500 que permite a las AFP expropiarnos 1.200.000 dólares diarios. La Cámara de Diputados ya lo hizo.

Apoyo los principios propuestos en seguridad social, pero no permitir un sistema mixto es un error grave. Mientras se tramiten las leyes para crear el sistema público, lo que tomará años, habrá miles de juicios en Chile y reacciones de países amigos por su efecto en las inversiones extranjeras. Desde que las AFP fueron impuestas he luchado contra ellas, he escrito dos libros, cientos de artículos y marchado siempre que he podido, tanto durante los gobiernos por los que voté como los de derecha, pero no es viable NO establecer un sistema mixto con libre elección del afiliado y genera dificultades serias para el país y los trabajadores. Esto lo acordó el congreso del PDC en 2007 pero los camaradas que estuvieron en el gobierno, en el parlamento y en la dirección del partido no cumplieron esos acuerdos. No es cierto que las AFP se terminen al entrar en vigencia la nueva Constitución, quienes sostienen eso engañan al país y solo hacen crecer expectativas de cambio que no vendrán cuando ellos dicen.

12.- Espero después del plebiscito coincidir con Francisco, otras y otros camaradas y no camaradas. El país requiere constructores de esperanza, propuestas serias y no primeras líneas violentas ni profetas de exclusiones y desastres. Ojalá sea posible el reencuentro de los DC como un primer paso para ser una vanguardia que ayude a formar una nueva coalición política, social y cultural que deje atrás el modelo neoliberal y refuerce la Patria Grande y Buena que Patricio Aylwin nos invitaba a alcanzar, un Chile pluricultural y pluriétnico.